viernes, 7 de octubre de 2016

Educación financiera, una cuestión inclusiva y ética

«Proceso por el que los inversores y consumidores financieros mejoran su comprensión de los productos, conceptos y riesgos financieros. A través de la información, enseñanza y el asesoramiento objetivo, se desarrollan las habilidades y confianza precisas para adquirir mayor conciencia de los riesgos y oportunidades financieras, tomar decisiones informadas, saber dónde acudir para pedir ayuda y emprender cualquier acción para mejorar el bienestar financiero». 



Camino de la década después del comienzo de la crisis económica, fruto de una crisis financiera, uno de los ámbitos donde la sociedad aún flaquea —a pesar de familiarizarse a la fuerza con algunos conceptos— es en la destreza y soltura a la hora de comprender el, intencionadamente intrincado, mundo financiero, esencialmente cotidiano. Un asunto que atañe a todos los actores sociales e institucionales. Ese fue el objetivo de la presentación del libro Educación financiera para todos (de libre descarga) que tuvo lugar ayer en la sede de la Comisión Europea en España. Carlos Trias Pintó, ponente del Dictamen del Comité Económico y Social Europeo (CESE) e impulsor del libro, en su segunda edición, apuntó que la educación financiera «tiene que hablar de valores y de ética y debe vincular a la responsabilidad social corporativa e inversión socialmente responsable». Un libro que actúa como guía de experiencias significativas en este ámbito y que contribuye al «esfuerzo pedagógico por explicar adecuadamente los productos financieros a cada perfil de cliente», aseguró Trias. En definitiva, debe implicar al conjunto de la sociedad en su rol de demandante y oferente de esa información. De este modo, se evitaría que haya personas en riesgo de exclusión financiera.

En el acto de presentación, intervinieron diferentes agentes del ámbito financiero. Fernando Tejada de la Fuente, director del Departamento de Conducta de Mercado y Reclamaciones del Banco de España (BdE), expuso que «dos tercios de los hogares no realizan una mínima planificación financiera de sus flujos de ingresos y gastos». Destacó que los beneficios de una mayor y mejor educación financiera se traducen en una mejora de la capacidad y el criterio de los ciudadanos sobre sus decisiones económicas y, por otro lado, en una mejora del funcionamiento del mercado. Además, señaló que ello redundaría en una recuperación de la confianza en las entidades bancarias. Mientras, anunció que el BdE lleva a cabo actualmente una encuesta sobre los conocimientos financieros de la sociedad cuyos resultados se conocerán el próximo año. 

En esta línea, Gloria Caballero Nuñez, subdirectora del Área de Educación al Inversor de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, describió el plan de educación financiera que efectúa conjuntamente con el BdE cuyo fin es «contribuir a la mejora de la cultura financiera de los ciudadanos y de proporcionales las herramientas, habilidades y conocimientos necesarios para adoptar decisiones financieras informadas y apropiadas». Un proyecto de largo plazo que ya cuenta con 29 entidades en un convenio de colaboración para estos objetivos. 

Por su parte, Antonio García del Riego, miembro del CESE en representación de la Asociación de la Banca Española, defendió el fomento de la educación financiera como primordial «para reducir la asimetría informativa entre los oferentes y demandantes». 

Finalmente, Javier Dotz Orrit, miembro del CESE, en representación de Comisiones Obreras, dejó una reflexión en el aire para el presente y futuro, «¿hubiera sucedido esta crisis si hubiéramos tenido más educación financiera?...»

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