viernes, 21 de febrero de 2014

Reflexión sobre la situación económica: ¿Qué rumbo tomamos?

«Para rematar, consideran necesaria la privatización de numerosas empresas públicas y el desmantelamiento de numerosas reglamentaciones que regulan mercados para que sean más flexibles» 

Con este discurso certero y afinado, Juan Laborda, economista y profesor, recoge una reflexión oportuna sobre el rumbo errático que ha tomado la ciencia económica para abordar la crisis. No obstante, como afirma, «no todos los economistas somos iguales» ya que, desde los años noventa, vivimos en función del denominado ‘Consenso de Washington’, políticas económicas de corte neoliberal adoptadas por los organismos financieros internacionales como recetas destinadas a generar crecimiento, entre las que se encuentra la desregulación de mercados, entre otras. 

Pues bien, en economía no hay verdades categóricas, pero sí hay evidencias en numerosas áreas lo suficientemente significativas que proveen argumentos y tesis para atajar diversas problemáticas socioeconómicas. Un claro ejemplo de herramienta utilizada por los economistas es el Coeficiente de Gini (CG), que mide el grado de distribución de la renta en una economía, siendo "0" el reparto uniforme de los ingresos y "1" la concentración máxima de las rentas. En España, este índice ha crecido notablemente desde el 2008, llegando al valor actual de 0,35, lo que nos sitúa como el segundo país de la Unión Europea con la mayor desigualdad social en la percepción de renta, sólo por detrás de Letonia. Estos datos contrastan de manera clara con la media de la Unión Europea de los 27 (UE27) que en este mismo periodo bajó incluso ligeramente hasta 0,306. De forma patente, aquellos países que han mostrado mayor estabilidad económica y crecimientos más sólidos son Finlandia con un CG de 0,259 o Noruega, con un CG de 0,226. Países que, como afirma Juan Laborda, se han caracterizado por una mayor participación de los sindicatos en la gestión empresarial, altos salarios y protección del empleo. 

Así, un escenario actual, donde los objetivos de salida de la crisis enunciados por las instituciones pasan por la creación de empleo y la ganancia de competitividad, es necesario preguntarse qué políticas son más adecuadas y deseables para conseguirlo. Laborda sostiene que «con el fin de eliminar la inflación, preservar el tipo de cambio, incrementar la tasa de crecimiento de la productividad y crear puestos de trabajo estables se propugnan políticas económicas basadas en la austeridad, liberalizaciones y privatizaciones. Si bien los fines y objetivos pueden ser idóneos, no así los medios». 

En el subsector de las profesiones colegiadas, inmerso en un proceso de liberalización, el objetivo de éstas es buscar la regulación más óptima en aras de la ganancia de eficiencia y optimización en su funcionamiento, tanto en las organizaciones colegiales como en los profesionales, pero sin trastocar el núcleo: la prestación de un servicio profesional con la necesaria calidad y la confianza y seguridad que generan las organizaciones colegiales en su atención a los ciudadanos y colegiados.

lunes, 17 de febrero de 2014

La vulnerabilidad social generada por la crisis es combatida por los profesionales

«La crisis económico-financiera, de empleo y fiscal, lleva a su vez a otras crisis en la vida personal familiar o social de las personas» 

Así refería, José María Peiró Silla, catedrático de Psicología Social, la crisis de cambio que atravesamos. Esta reflexión, recogida en una entrevista a raíz de la conferencia ‘Transformarse en la crisis’ que organizó el Colegio Oficial de Psicólogos de La Rioja, encaja con las conclusiones de numerosos informes que vienen realizándose acerca del verdadero impacto de la crisis en la salud de los ciudadanos. Sin ir más lejos, si nos fijamos en la atención primaria, en un estudio de la Universidad de las Islas Baleares, se constató que entre los años 2006 y 2011 la proporción de pacientes con trastornos mentales asociados al desempleo o el pago de la hipoteca creció de manera preocupante. Como ejemplo, los pacientes con depresión se incrementaron 19,4%, con problemas de ansiedad un 8,4% e incluso aquellos con desórdenes asociados al abuso del alcohol, un 4,6%. Datos que reafirman, como apunta José Saturnino Martínez, profesor de Sociología, que «España figura entre los países de la OCDE donde los pobres se han empobrecido más y los ricos han notado menos la crisis». 

Este escenario de precariedad de las condiciones sociales, que sigue extendiéndose, convive en los últimos meses, paradójicamente, con un discurso a nivel nacional e internacional de mejora de las perspectivas macroeconómicas en términos de empleo y crecimiento que, en todo caso, no dejan de ser demasiado incipientes y poco concluyentes. Prueba de ello, son los últimos datos de enero del 2014 sobre afiliaciones y desempleo del Ministerio de Empleo y Seguridad Social que arrojaron, aún, una destrucción de 184.031 empleos y un aumento de 113.097 parados. En definitiva, hablamos de personas que se enfrentan a situaciones socioeconómicas más inestables y, en muchos casos, de extrema gravedad, que precisan de la atención clara y diligente en diversas áreas como la sanitaria, la económica, jurídica o social. 

De esta forma, las profesiones, organizadas a través colegios profesionales, son conscientes de la responsabilidad y compromiso que mantienen con la sociedad, en tanto en cuanto abordan situaciones y necesidades de los grupos más vulnerables. En este sentido, ante las circunstancias sobrevenidas de la crisis económica como los desahucios —solo en 2012 hubo 30.000—; personas en riesgo de exclusión social, entre los cuales, los parados de larga duración son cada vez más; o las dificultades por las que atraviesa la sanidad pública, los profesionales muestran con su ejercicio una implicación fruto de su vocación de servicio al ciudadano. 

Iniciativas llevadas a cabo desde la Abogacía y Trabajo social de forma conjunta para establecer oficinas de intermediación en los asuntos de desahucios, por ejemplo, o la asesoría y apoyo que ofrecen las organizaciones colegiales a los profesionales y ciudadanos en materia de empleo, salud física o mental, son algunas de las iniciativas de corte socio-económico que estas organizaciones están poniendo en marcha para intentar paliar la preocupante situación de una sociedad en crisis.