martes, 30 de septiembre de 2014

Profesionales que detectan problemas sociales... y pasan a la acción

Las profesiones no existirían sin los profesionales que las hacen posibles. Son estos profesionales, también ciudadanos, los que detectan antes que muchos estudios, a un nivel micro, la deriva de nuestra sociedad. Profesionales preocupados que, junto a otros, se reúnen, hablan, comparten y, tras darse cuenta de que es necesario pasar a la acción, dan forma a un análisis, un estudio, un libro. 

"Crisis (esta crisis) y Salud (nuestra salud)" (descargable en pdf) es el resultado de una preocupación, la de los médicos Fernando Lamata y Manuel Oñorbe, ante la realidad contrastada con datos económicos de la reducción de la inversión pública sanitaria, y los efectos que esta ya está teniendo en la salud de la ciudadanía, especialmente en aquella en riesgo de exclusión social. Una realidad puesta sobre la mesa que ha encontrado en la recesión económica la principal justificación de parte de la clase política. Como precisó Lamata en la presentación, "las causas del deterioro del Sistema Nacional de Salud radican en la desregulación financiera, que favorece a los que más tienen, y las políticas de austeridad, que se traducen en recortes"

Un descenso en la inversión en sanidad pública trae consigo un menor número de personas para atender a los pacientes; a esto se le añade la puesta en cuestión de la universalidad de la sanidad en España por movimientos, colectivos y plataformas, como la Marea Blanca, la Cumbre Social o Movimiento por la paz. Incide esta última en un reciente comunicado en que el Real Decreto Ley 16/2012 consiguió que la asistencia sanitaria "dejara de ser un derecho de todas las personas, y pasara a ser una prestación vinculada a la condición administrativa de asegurado". Este RDL también ha provocado que se "restrinjan ciertas prestaciones y se aumente la carga económica directa para las personas". Recientes estudios universitarios, así como el Índice de Desarrollo de los Servicios Sociales 2014, desde donde advierten de la desmantelación del Sistema Público de Servicios Sociales, subrayan esta tendencia.  

La presidenta del Consejo General del Trabajo Social, Ana Isabel Lima, escribió recientemente en su bitácora personal un artículo titulado "Nos creíamos clase media". En él apelaba al Informe sobre Servicios Sociales en España, de donde se extrae que la mitad de la demanda actual de servicios sociales "se produce desde personas de la clase media que al haber perdido su empleo y tener una deuda hipotecaria entran en una situación de vulnerabilidad social". También opina sobre el documental  "1 de cada 5 personas en España viven en riesgo de pobreza en España", donde define a las ONG´s como acompañantes del Estado (no sustitutas). La idea de la imposibilidad de la sostenibilidad alimenta estas alternativas; a su vez, surgen, con más fuerza, mensajes que alertan de las posibles consecuencias de la precarización del Estado del bienestar, como el comunicado de la Federación Internacional de Salud Mental, que advierte de que "no hay desarrollo sostenible sin salud mental y física". 

Es la sostenibilidad del sistema el argumento clave, la palabra que puede significar muchas cosas dependiendo de quién la utilice. La sostenibilidad resignificada, puesta en valor. Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la Organización Médica Colegial, habló del poder de las palabras en la presentación del libro de los doctores Lamata y Oñorbe. "Quien define qué es sostenibilidad y qué quiere decir, decide sobre nuestro futuro; engaña sin mentir". De ahí la importancia de estos estudios, de que los datos precisos puedan reflejar la realidad. "La clave está en si somos capaces  de darnos cuenta de lo que está sucediendo y de darlo a conocer", precisó Sendín. Ir más allá del individualismo, y pensar en términos de sociedad civil organizada. 

miércoles, 17 de septiembre de 2014

¿Es compatible el coste marginal cero en los servicios profesionales con la deontología?

Promociona en estos días su libro, Jeremy Rifkin, uno de los economistas más mediáticos. El título, ‘La sociedad de coste marginal cero’ nos sumerge en un devenir casi inevitable hacia un modelo de economía colaborativa que finalmente desplazará el paradigma del capitalismo vertical actual, según él, condenado. Los cimientos de su teoría se encuentran en el desarrollo tecnológico centrado en las incipientes impresoras 3D y en la capacidad de Internet de reducir nuestros costes a la mínima expresión para producir bienes y prestar servicios. Y es ‘nuestros’ porque el cambio de mentalidad a compartir (aún por hacer…), nos convertirá en prosumidores —productores y consumidores—, concepto que Remedios Zafra ya tocó en la revista Profesiones. Es en este punto del análisis de costes de Rifkin donde nos detendremos. ¿Hasta dónde es posible y deseable abaratar los costes de la prestación de un servicio profesional?

  • Reducir el coste marginal del servicio profesional tiene límite en la especialización y el nivel de calidad…
Hablar de coste marginal es definir cuanto varía el coste total de una empresa cuando la producción de bienes y servicios aumenta en una unidad. Dicho de otro modo, en el caso de un servicio profesional, el coste marginal mide cuánto varía el coste total que asume el profesional, si presta un servicio más. Si analizamos la estructura de costes general que contrae un profesional, en primer lugar, hay que referir los costes fijos, aquellos que se diluyen a largo plazo a medida que aumenta el número de servicios prestados: en un despacho o local, aquellos suministros, amortizaciones, arrendamientos, equipos informáticos, material de oficina y material específico característico de cada profesión. Por ejemplo, el plotter de los arquitectos, el instrumental médico o el acceso a bases de legislación jurídica. Además, en segundo lugar, cada prestación de un servicio conlleva una serie de costes variables que dependerán de la casuística que presente cada cliente o paciente. Pensemos, por ejemplo, en el tiempo, medios y recursos que conlleva el estudio de un caso jurídico o sanitario. 

Bien es cierto, que un modelo de economía colaborativa con mayor alcance que el actual permitiría a los profesionales poder reducir una parte de sus costes a la hora de compartir despacho, acceso compartido a bases de datos, etc. No obstante, siempre habría un límite genuino en la posible reducción de costes de prestación, marcado por la responsabilidad del profesional y por el control deontológico realizado por las organizaciones colegiales, los cuales aseguran que los servicios se presten con la necesaria calidad y seguridad. 

  • Expulsión del mercado de profesionales que ofrecen mayor calidad si el precio de mercado baja demasiado como para cubrir el coste de prestar un servicio óptimo 
En este sentido, la teoría económica establece como indicador claro de un mercado competitivo el hecho de que los agentes operen con un coste marginal igual al precio de mercado. Si en el mercado de servicios profesionales aparecen nuevos operadores debido a una excesiva liberalización cuyo resultado diera un precio de mercado más bajo por razón de la competencia (supervivencia, debido a posible intrusismo), ¿qué ocurriría si el precio de mercado de los servicios profesionales quedara por debajo del coste marginal para su prestación óptima?

Si el coste de prestar un servicio profesional con la calidad y especialización requerida fuera mayor que el precio resultado del mercado, la tendencia conduciría a que los únicos profesionales que permanecerían en el mercado serían aquellos que prestaran servicios con un nivel de calidad y seguridad inferior, lo cual acabaría por perjudicar a los clientes y pacientes y a los profesionales que intentaran ofrecer un nivel cualitativo mayor. Recordemos que el servicio profesional es un ‘credence good’. Es decir, el ciudadano no podría evaluar con precisión el nivel de calidad recibido.


jueves, 11 de septiembre de 2014

De vuelta: centrar nuestra ‘economía de la atención’ en las profesiones

Debemos continuar con las reformas…, la recuperación económica gana impulso…, España ya crea empleo…, y la sempiterna recomendación: es necesario aprobar la ley de servicios y colegios profesionales… 


La vuelta de septiembre no nos trae grandes novedades en cuanto a los mensajes. Tampoco los datos los sostienen: volvió a destruirse demasiado empleo en agosto; el consumo sigue sin buen tono; y la deuda pública sigue creciendo, bordeando ya el 100% del PIB. No obstante, el FMI ha puesto a España como el modelo reformista a seguir, si bien la OCDE destacó esta semana que podríamos habernos pasado de frenada en la bajada de salarios… 

Precisamente, en su informe del lunes día 8, la OCDE señaló de nuevo la ley de servicios y colegios profesionales (LSCP) como una de las reformas a emprender por el gobierno. Pero, ¿realmente las reformas están mejorando el bienestar de las personas como fin último de la economía? ¿Mejoraría con la LSCP? 

Desde Unión Profesional, a través del blog Carlyle no tenía razón, realizamos la grata labor de trasladar reflexiones, preguntas, conceptos, (en clave económica), al ámbito de las profesiones colegiadas, mediante el análisis de la actualidad, diferentes estudios y documentos referidos a los colegios y servicios profesionales. Prueba de ello en el último año, fue la relación pormenorizada que se realizó sobre los impactos socioeconómicos que podría conllevar el anteproyecto de la LSCP de agosto del 2013; el esencial papel de las organizaciones colegiales en la transparencia y difusión de datos para los profesionales y los ciudadanos; o el abordaje de nuevos modelos de ejercicio, en el cual el comercio electrónico está cada vez más presente. 

Como bien recuerda recientemente, Eduard Punset, en la denominada ‘economía de la atención’, «lo decisivo es conocer cómo percibe la gente lo que los demás están diciendo, y el tiempo que le dedican». Este proceder sabemos que es constitutivo a la prestación de servicios por los profesionales, el cual requiere de las organizaciones colegiales como foco y filtro de nuestra atención como garantes de la seguridad e información que recibimos

De este modo, con el ánimo de seguir profundizando en el modelo característico de los servicios profesionales, en sus códigos de comportamiento —profesional, cliente/paciente— respecto al resto de sectores de servicios y, en definitiva, en todas las temáticas socioeconómicas que atañen a las profesiones, continuamos con nuestra tarea de difundir y compartir… 

¡Bienvenidos!